Tentaciones: un camino a la santidad
Estimado lector,
Espero te encuentres muy bien.
El otro día leía sobre Napoleón Bonaparte, considerado como
uno de los mayores genios militares de la Historia. Dicen que este pequeño
hombre podía saber el desenlace de una guerra en tan sólo 5 minutos. Las
estrategias y todo el entrenamiento previo servían para la toma de decisiones
del ejército en los momentos críticos de la batalla. El líder debía tener la
visión para tomar la ventaja y vencer al ejército contrario o inevitablemente
serían derrotados.
Un soldado se prepara toda su vida para esos 5 minutos
críticos de la batalla y vencer. Él conoce todas las técnicas, tiene la
condición necesaria para no caer fatigado, reconoce señales y estrategias de
sus compañeros y nunca va solo al campo de batalla.
Lo mismo sucede con la guerra espiritual que enfrentamos
cada uno. Necesitamos la visión de un comandante en cargo para tomar la
decisión correcta y ganar en esos 5 minutos críticos decisivos.
En las guerras no hay empates. Nadie quiere un empate o lo
gana todo o lo pierde todo. Por ello “no se va a la guerra sin fusil”, ¿cierto?
Y yo te pregunto: Soldado, ¿cómo andas?
A veces perdemos batallas porque ni siquiera nos enteramos
que estuvimos en una. Cuando no prestamos atención a nuestra vida, a los
pequeños detalles, sin darnos cuenta estamos entrando a un callejón sin salida
en donde seguramente seremos acribillados. Por ello bien se menciona en la
Biblia: “Sean sobrios y estén siempre
alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a
quién devorar.” (1Pe 5, 8).
Por otro lado, a veces me he preguntado si no soy un espía
del enemigo… a veces deseo perder la batalla, caer en la tentación y meterme en
aprietos. ¡Que incomprensible es el hombre! Unos días quiere blanco y otros
azul, a veces quiere té, luego café. A veces se compromete con el bien, pero
otras desea el mal (o un bien aparente). Haciendo un poco de reflexión, creo
que esto sucede porque hemos perdido el enfoque ya que “nadie puede servir a dos amos” (Mt 6, 24).
La tentación de
acuerdo al CIC (2847) es algo
aparentemente bueno, seductor a la vista y deseable que trae consigo mismo el
fruto de la muerte. La tentación no es cualquier cosa y debemos prestarle
la atención adecuada, por ello te recomiendo 5 consejos que pueden ayudarte a
vencer las tentaciones.
1) De cuernos y cola no es exactamente como se
ve
Ten en claro que el enemigo no se va a presentar con llamas
ardientes, dientes chuecos y malolientes. En la mayoría de los casos, no será
una experiencia traumática. Una mejor concepción de él sería: el padre de la mentira (Jn 8, 44) o el seductor del mundo entero (Ap 12, 9).
El pecado no se muestra tal cual es, sino como algo bueno
aunque siempre desordenado. Siempre hay algo que no cuadra y tu conciencia te
lo hará saber a final de cuentas. Por ello, cuando no sepas si algo que se te
presenta es una tentación o una prueba que manda el Señor, pide el don del
discernimiento porque si es tentación,
te llevará al pecado y con ello a la muerte, si es prueba, te hará crecer y te
dará vida. (CIC 2847)
Aquel soldado que no conozca su punto débil, está condenado
a morir en batalla.
Todos tenemos ese algo que nos hace ser frágiles. Quizás sea
la soberbia y la constante insistencia de saberte el mejor, el #1, el que
siempre tiene la razón. Quizás sea la vanidad y la necesidad de estar siempre
impecable, retocando tu maquillaje o esas horas frente al espejo del gimnasio
observando cada repetición de brazo o pierna.
Tú sabes por donde llegan las tentaciones. Te propongo una
meta fija, un ideal que te permita mantenerte firme.
Por ejemplo: si uno de tus pecados dominantes es la lujuria,
entonces para combatirla necesitas fijarte la meta de la virtud de la castidad.
Cuando llegue la tentación, trata de recordar por qué deseas tanto ser casto.
Puede ser porque quieres aprender a amar más y mejor… porque quieres darle un
gran matrimonio a tu futuro/a esposo/a… o a lo mejor porque quieres ofrecer a
Dios un corazón noble y puro.
Siempre existe una virtud para combatir cualquier pecado,
realiza un examen de conciencia y localiza tu talón de Aquiles para comenzar a
trabajar en ello.
3) Reduce la ansiedad
Cuando estamos ansiosos es más fácil consentir las
tentaciones porque necesitamos liberar todo lo que traemos guardado, por ello
la tentación se ve como algo noble e inofensivo, incluso bueno para la salud.
Tener rutinas para esos momentos estresantes puede ser una
buena estrategia para no caer en ninguna tentación. Cuando estés ansioso realiza
algo para contrarrestar los síntomas del estrés.
Ya sea que salgas a correr, pongas música a todo volumen,
vayas a misa, llames a tu mejor amigo/a para distraerte o simplemente juegues
con alguna aplicación de tu celular es importante que hagas algo diferente en
esos momentos estresantes de la vida que pueden llegar a comprometer tu estado
de gracia.
4) Ten paciencia
El ser humano es imperfecto y aunque no queramos, nos vamos
a equivocar, vamos a caer y nos va a doler.
Sé paciente contigo mismo así como Dios lo es contigo: “El Señor es compasivo y clemente, lento para
la ira y grande en misericordia” Salmos 103, 8. No te desesperes y comprende que la vida es todo un proceso de
perfeccionamiento.
Cuando caigas no te desesperes, levántate, sacúdete y
confiésate lo más pronto posible porque dentro de las mañas del demonio está
hacernos creer que el pecado, cuando se presenta como una tentación, es algo
inofensivo, algo que realmente no hace daño, pero una vez que hemos caído nos
hace pensar todo lo contrario… que esta vez si pasamos el límite, que el daño
es irreparable y que no merecemos el amor y perdón de nuestro Señor.
5) Ofrécelo
En el ejercicio diario de la disciplina, se puede alcanzar
la santidad. Para fortalecer nuestra voluntad tenemos que aprender a renunciar
a pequeños gustos, que si bien no tienen nada de malo, renunciar a ellos nos
puede traer mayores beneficios.
Así que cuando el mundo te invite una copa más, cinco
minutos más en la cama o un rato más en Instagram, ofrécelo al Señor y pide
fortaleza para ese momento y sobre todo para aquel complicado y tormentoso
minuto lleno de tentaciones. Recuerda: “el
que es fiel en lo poco es fiel en lo mucho” (Lc 16, 10).
La tentación no es el
problema, incluso puede llegar a ser un camino de santidad si sabemos cómo
salir victoriosos de ella.
Así que como buenos soldados, preparémonos cada día y
tomemos cada oportunidad para mostrar nuestra fidelidad al Señor, que mejor
ocasión que la tentación para dar grandes muestras de amor.
Sábete siempre acompañado,
Alison González Andrade
Me encantó Alison!! otro buen tip es tener un círculo de amigos de confianza y pedirles que oren por ti y que mutuamente se acompañen en oración y/o penitencia cuando más lo necesiten, o si sabes que algún amigo está teniendo dificultades con algo (aunque no te lo pida directamente) nunca está de más un poquito de penitencia! la intercesión también ayuda muchísimo. Te mando un abrazo! <3
ResponderBorrarQuerida Paulina! Tienes toda la razón!! Me encanta tu aportación, muchísimas gracias! Saludos 😘😘
BorrarGracias Alison, muy buenos consejos y prácticos para aplicarlos a la vida diaria. Que Dios te siga bendiciendo siempre.
ResponderBorrar¡Que alegría! Rezo por ti!
BorrarExcelentes tips Ali, definitivamente hay que ser pacientes, ya que uno no cambia de la noche a la mañana y poco a poco es cómo se avanza en santidad.
ResponderBorrar¡Muchas gracias!, definitivamente la paciencia es una virtud que necesitamos para crecer. Rezo por ti!
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