Católico en serio


Y te preguntarás… ¿Qué significa ser católico en serio?

Más que acatar un montón de reglas… Más que entrar al club de los buenos… Más que tratar de no pecar… Más que llevar una vida perfecta.

Un católico en serio es aquel que ya entendió que se juega la vida con cada decisión que toma, la actual y la eterna. Por ello, sabe que la vida empieza cuando entiende que tiene un propósito, cuando comprende que forma parte de un plan más grande y perfecto que el que alguna vez imaginó.




No tiene miedo de perder la vida, porque sabe que la va a encontrar en Cristo. Más teme que por causa de la marca de sus defectos deje de buscar una y otra vez el perdón de Dios.

Un católico en serio sabe que fue creado para amar y servir a su Creador y por ello su vida se trata de encontrar a Dios y conocerlo para amarlo más.

Un católico en serio sabe que solo no puede y que al final es mejor recorrer el camino junto a aquellas personas que hacen que el trayecto esté lleno de metas compartidas.


Un católico en serio tiene como asesores a los santos porque reconoce en ellos a hombres y mujeres imperfectos con corazones inflamados de amor. En donde al final de sus vidas, tarde o temprano lograron amar con toda su mente y alma a aquel que dio su vida por ellos.

A un católico en serio no le basta con cumplir los preceptos. Siempre quiere más y busca la manera de estar cerca. Constantemente tiene presente a su Creador y nada de lo que hace lo hace en vano si lo consagra a María para que ella lo perfeccione y lo entregue con sus propias manos a Aquel por quien se vive.

Un católico en serio tiene una fe razonada que le lleva a siempre buscar la verdad. Conoce su fe y permanece firme en los momentos difíciles por los que atraviesa la Iglesia. No se separa de ella, más la guía con su constancia y empeño de ver a Cristo triunfar en Cielo y Tierra.

Un católico en serio es un pecador determinado a no dejarse vencer por el pecado. Es paciente consigo mismo y confía mucho más en la Misericordia de Dios que en sus propias fuerzas. Es un pecador con la mirada puesta en el futuro, lleno de esperanza.



Un católico en serio no se rinde, pues él descansa en Dios mismo quien restaura sus fuerzas cada vez que viene desgastado y herido.

La alegría es su secreto y sin así quererlo, es fuente de inspiración para tantas personas, pues tiene “ese algo” que todos desean en sus vidas.

Para un católico en serio no hay días rutinarios porque siempre se pregunta: Señor, ¿cómo te puedo servir hoy?

Un católico en serio tiene múltiples conversiones a lo largo de su vida. Cada vez más puras y perfectas, cada vez más claras y profundas. Hasta que un día logra pertenecer por completo a Cristo mismo, en donde las dos voluntades son la misma y el corazón es uno solo.

Sé un Católico en Serio.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Hechos para más

Tentaciones: un camino a la santidad

No hay santo sin pasado ni pecador sin futuro: atrévete